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martes, 13 de marzo de 2012

TOMA DE CONCIENCIA DE LO SOCIAL


En medio de las perturbaciones e incertidumbres de la hora presente, la Iglesia tiene un mensaje específico que proclamar, tiene que prestar apoyo a los hombres en sus esfuerzos por tomar en sus manos y orientar su futuro. Desde la época de la “Rerum novarum” denunciaba clara y categóricamente el escándalo de la situación de los obreros dentro de la naciente sociedad industrial, la evolución histórica ha hecho tomar conciencia de otras dimensiones y de otras aplicaciones de la justicia social. 



… Hoy el hecho de mayor importancia, del que cada uno debe tomar conciencia, es que la cuestión social ha adquirido proporciones mundiales. Una renovada toma de conciencia de las exigencias del mensaje evangélico impone a la Iglesia el deber de ponerse al servicio de los hombres para ayudarles a comprender todas las dimensiones de este grave problema y para convencerles de la urgencia de una acción solidaria en este viaje de la historia de la humanidad. (Octogésima Adveniens, 5)

Esto nos pide una oración más asidua, meditación más profunda de la Escritura, despojo íntimo y efectivo según el Evangelio de nuestros privilegios, modos de pensar, ideologías, relaciones preferenciales y bienes materiales; una mayor sencillez de vida; el compromiso cabal de la “hipoteca social” de la propiedad; la comunicación cristiana de bienes materiales y espirituales; la colaboración en acciones comunitarias de promoción humana y una amplia gama de obras de caridad, cuyo mínimo exigible es la justicia, junto con la mayor libertad ante criterios y poderes pervertidos. (Puebla, 975)

De María, quien en su canto del Magníficat proclama que la salvación de Dios tiene que ver con la justicia hacia los pobres, “parte también el compromiso auténtico con los más pobres y necesitados y por la necesaria transformación de la sociedad”. (Juan Pablo 2º, Zapopán, 79). (Puebla, 1144)

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